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Experiencia de una niña homeschooler en un concurso de escritura

Muchas veces nos preguntan si los niños educados en casa están preparados para participar en eventos educativos y culturales. ¡Por supuesto! Para darte un ejemplo, quiero compartirte el caso de la hija de una amiga muy querida, que tuvo la oportunidad de participar en un concurso de niños escritores en México el año pasado.  No ganó, pero sí tuvo una gran experiencia, y eso es lo que cuenta.

Yo le escribí para entrevistarla y aquí están sus respuestas:
¡Querida Moni!!
¡Quiero felicitarte por la gran experiencia que tuviste al participar en este concurso del Pequeño Gran Escritor!
Sé que tus papis, familiares y amigos están muy orgullosos de tí por tu motivación, tu entusiasmo y tu esfuerzo, ¡es de verdad un gran ejemplo de admirar!
Me imagino que sabes que eres muy afortunada de tener una experiencia de este tipo, ¿verdad? Cada una de estas experiencias nos van preparando para la vida y nos deben animar a seguir adelante con los sueños que tenemos.
Yo en lo personal admiro la gran dedicación que tienes para escribir y el deseo de publicar tus libros a tan corta edad!, a tu edad, yo ni siquiera pensaba en eso!! Y por eso, porque creo que tienes un don muy especial y porque creo que eres una niña muy madura para tu edad, me gustaría invitarte a que compartas tu experiencia con otros niños. Estoy segura de que tu historia será de inspiración a otros!!!
Si te animas, estas algunas preguntas que me gustaría hacerte y que quisiera pedirte permiso para publicar en mi blog:

– ¿Qué edad tenías cuando empezaste a escribir cuentos?  

Empecé a escribir a los 7 años.

– ¿Qué te inspiró a hacerlo?  

Leer, yo quería escribir como los autores que leía.

– ¿Cómo te apoyan tus papás para empezar a hacerlo? 

Comprándome material y todo lo que ocupaba  y dándome mucho tiempo para escribir.

– ¿Cómo te enteraste del concurso del Pequeño Gran Escritor?Me enteré gracias a mi abuelo que lo vio en el periódico y me lo mando porque sabía que a mi me gustaba mucho escribir.

concurso– ¿Qué te motivó a participar en el concurso de Pequeño Gran Escritor?Me motivó que publicarían a los tres primeros lugares y eso es lo que más he deseado desde que empecé a escribir.

– ¿Qué tuviste que hacer para participar?

Escribirlo y mandarlo en ciertos días.

– ¿Qué obstáculos tuviste y cómo los venciste?

Tuve dificultades en escoger qué cuento mandaría porque tenía muchos , pero mis papas y mis hermanos me ayudaron y escogimos el que creíamos adecuado.

– ¿Qué aprendiste a través de este concurso?

Aprendí  varias cosas importantes de cómo escribir un cuento: cómo darle comienzo, desenlace , clímax y final (que fue lo más difícil para mí). También aprendí todo sobre un concurso pues nunca había participado en alguno, además, aprendí a no tener celos de los demás si ganaban, en especial de mi hermano que ganó un lugar.

– ¿Recomiendas esta experiencia? ¿por qué sí o por qué no?

Si la recomiendo porque de ella puedes aprender muchísimas cosas, además es divertido e interesante y es emocionante estar rodeado  de escritores famosos y que te feliciten por tu creatividad.

*********

¡¡Gracias, Moni!!!
Dios te siga bendiciendo 🙏🏻

Por qué a mi hijo le gusta participar en los concurso de ortografía.

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2009

Hace tiempo, le platicaba a una amiga que a mi hijo José le gusta participar en concursos académicos y le decía que eso es algo que ha salido de él.  José Miguel ha participado en concursos de ortografía, matemáticas, historia, ajedrez y gramática. También es un aficionado de «Jeoperdy«, y sueña con poder participar en este programa algún día.

Creo que muchas mamás nos podemos preguntar si es posible que a algunos de nuestros hijos «les guste» la idea de participar en un concurso. ¿No tendrán miedo a perder?, ¿miedo a no hacer un buen papel?, o ¿a no aprender todo lo que necesitan? Yo creo que sí, pero  mucho depende de la actitud que tengan y las razones para hacerlo. En el caso de mi hijo, a él le gustan los retos, le gusta ver hasta dónde puede llegar, no le importa tanto ganar, sino simplemente participar, ¡para él es un juego emocionante!

Y, ¿está bien que nuestros hijos participen en un concurso académico? Hasta donde yo sé, esta decisión es amoral, es decir, no está ni bien, ni mal. Es decisión de cada familia. En nuestro caso, yo no le hice mucho caso a José el primer año que me pidió que lo llevara a un concurso de ortografía, no tenía ni idea de qué hacer ni a dónde llevarlo. Al segundo año, como siguió insistiendo, me dí cuenta que era en serio, que realmente quería ir, así que hice todo lo posible para ayudarlo, y eso fue todo lo que hice, porque de ahí en adelante, todo el mérito es de él.

Aquí te comparto una pequeña entrevista que le hice para que nos platique sobre esta experiencia. José Miguel es mi hijo mayor, actualmente está en 3o de prepa y ya ha tomado 5 clases en la universidad. Si Dios quiere, se gradúa el próximo mayo.

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2010

Entrevista a José Miguel Olivas (3º de prepa), participante de concursos de ortografía (entre otros)

– José Miguel, ¿qué edad tenías cuando participaste en un concurso de ortografía por primera vez?

Cuando participé por primera vez en un concurso de ortografía tenía once años y estaba en 6° de primaria.

– ¿Qué te motivó a participar? Cuál fue tu inspiración?

Me animé a participar después de ver la película «Akeelah y Las Letras», que es la historia de una chica que participa en un concurso de ortografía, pero tiene que estudiar mucho y vencer muchos obstáculos para seguir en la competencia. Me gustó tanto la película que yo también quise participar en uno.

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2010

– ¿Qué tuviste que hacer para prepararte para los concursos?

Para prepararme para mi primer concurso, tuve que aprender cerca de 1,200 palabras del librito que nos dieron cuando me inscribí. Las palabras del librito estaban divididas en varias lenguas de origen japonesas, francesas, árabes, españoles, italianos, y más. También tuve que aprender raíces griegas y latinas porque muchas palabras del inglés vienen de esas dos lenguas.

– ¿Qué obstáculos tuviste y cómo los superaste?

El primer obstáculo que tuve fue encontrar un concurso en el que pudiera participar en mi condado. Mi mamá tuvo que hablar al Distrito Escolar para preguntar en dónde había uno cerca de nuestra casa. Otro obstáculo fue que era homeschooler y nunca antes habían tenido a un participante que fuera homeschooler en mi distrito. Tuvieron que verificar que no hubiera problema. Finalmente le confirmaron a mi mamá que sí podía participar. El siguiente obstáculo fue estudiar las palabras y diferentes formas de deletrear sonidos de palabras por mí mismo, pues mi mamá no me podía ayudar. La pronunciación es muy importante, y a veces no entendía cuando ella me dictaba las palabras. Terminé usando un diccionario en línea para escuchar la pronunciación de la mayoría de ellas. También tomé un examen en línea con todas las palabras que me ayudó mucho a aprender la pronunciación de aquellas que no sabía pronunciar.fue

Gané mi primer concurso contra estudiantes de escuelas que incluyeron tres condados (Cranberry, Titusville, y Oil City), alrededor de 15 niños; todos ellos eran ganadores de sus escuelas. Esto me permitió ir al concurso regional en Pittsburgh para competir contra otros niños ganadores de sus regiones. En el concurso, un obstáculo que tuve fue que, en las últimas rondas, para eliminar a los últimos participantes, usaron palabras directamente del diccionario en forma aleatoria. Esto fue inesperado para mí. Cuando escuché la primera palabra de este tipo hice algunas preguntas para tener una pista de como deletrearla, por ejemplo, pregunté de qué lengua venía la palabra y su definición. Esto me ayudó en dos o tres ocasiones hasta que me equivoqué, y tuve que salir de la competencia.

– Platícanos cuántas veces participaste y cómo te fue en cada concurso.

Participé en seis concursos de ortografía, en los grados de 6º (2009), 7º (2010) y 8º (2011): tres locales en Clarion, y tres regionales en Pittsburgh. En los tres locales terminé en primer lugar. En mis primeros dos concursos regionales, terminé en quinto lugar de más de cien participantes. En mi último concurso, que fue el regional, terminé en séptimo lugar.

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2011

– ¿Cuáles son tus lecciones aprendidas a través de esta experiencia?
Una de las lecciones que aprendí fue que hay que estudiar mucho para obtener un buen lugar. Es como cualquier cosa en la vida, tenemos que trabajar duro para salir adelante. Después de ser eliminado, practiqué ser humilde felicitando el ganador al final del  concurso. También toma mucha perseverancia, motivación y dedicación para obtener un lugar alto en este tipo de concursos.

– ¿Qué actitudes y habilidades se necesitan para tener éxito en este tipo de concursos?
Se necesita ser humilde, tener una actitud positiva y trabajar duro. También se necesita tener una buena memoria para deletrear diferentes sonidos. Es importante también orar a Dios que te ayude con lo que vas a enfrentar en el concurso; es bueno ofrecerle tu experiencia.

– ¿Recomiendas esta experiencia? ¿Por qué si o por qué no ?
Sí recomiendo esta experiencia porque da las oportunidades de manejar estrés y presión, de ser humilde y también de dar el mejor esfuerzo en una competencia. Además, ¡es divertido!

* Si tienes tiempo, te invito a que veas el video del primer concurso que ganó José. Todos los niños que están ahí, son campeones de sus escuelas. 

Traducción de la Introducción del libro «Catholic Homeschooling»

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Con la Dra Clark en la Conferencia Nacional de Homeschooling 2013

¡Qué testimonio de vida de la Dra Mary Kay Clark! En la introducción de su libro «Catholic Homeschooling« nos platica cómo sus papás ya estaban tan involucrados en la iglesia y en la política, y cómo ella también desde muy joven, ha sido tan activa.  Es de verdad un ejemplo de mujer católica, de mamá homeschooler y de mujer emprendedora. ¡No dejes de leerlo, hay mucho qué aprender de ella!

¡Gracias Guetty por tu paciencia y servicio para traducir esta parte del libro!

Introducción[1]

Dra. Mary Kay Clark

Traducción de Guetty Colin

Edición de Xhonané Olivas

La historia de cómo llegué a ser directora de Seton Home Study School [2]es, en muchas formas, la historia de una típica familia católica que busca el estilo de vida católico auténtico en tiempos de confusión. En mis viajes a varias ciudades, me ha sorprendido la similitud entre las historias de varias familias católicas que luchan por mantener su fe.

Soy la mayor de una familia de 9 hijos, crecí entre los 40’s y 50’s en Bethesda, Maryland, un suburbio de Washington, DC.  Mis papás eran políticamente activos en el partido republicano y frecuentemente apoyaban campañas para buscar una mejor legislación, generalmente en temas de familia y educación. Ellos estaban preocupados por las escuelas públicas locales y por tener una mejor educación; una vez mi papá se postuló para la mesa directiva de la escuela local. Ellos fueron miembros activos en la Iglesia y se involucraron en la escuela de la Parroquia. Mi mamá y mi papá lucharon contra la pornografía en los cincuentas, dando pláticas a grupos de papás.

Mientras estaba en la preparatoria en Cleveland, Ohio, conocí a Bruce, mi futuro esposo, pero me fui a una universidad católica por cuatro años. Bruce y yo nos casamos el mes en que me gradué de la universidad, pero seguí con mi educación en la Western Reserve University[3] y en la Universidad Católica para obtener un grado de maestría. Mi esposo estuvo en Vietnam mientras estuve en la universidad, y más adelante, después de casados, le volvieron a hablar debido a la crisis de Berlín. Mi primer bebé, Kenneth, nació casi un año después de que nos casamos.

Durante el inicio de los sesentas, aunque estaba casada, embarazada, trabajando como bibliotecaria y yendo a la escuela de graduados de bibliotecología de Western Reserve, seguía involucrada, junto con mi mamá, en actividades de religiosas y políticas. La encíclica Pacem in Terris[4] fue publicada, y las dos asistíamos a conferencias para escuchar a “católicos” proclamar que deberíamos reconciliar a comunistas y socialistas. Asistimos a pláticas donde mujeres “católicas” daban su propia versión de lo que significaba ser una mujer católica moderna.

En los sesentas, la primera perturbación inmediata a la que se debió enfrentar la fe de una familia católica ordinaria vino con los “nuevos” textos de religión en escuelas y programas parroquiales. Los nombres de las editoriales se hicieron de renombre y los papás de todo el país comparaban notas con amigos y familiares.  Mi mamá empezó un grupo llamado “Papás católicos preocupados de Cleveland” (Concerned Catholic Parents of Cleveland[5]), dedicado a luchar para que la nueva religión no fuera promovida en escuelas católicas. Durante esta batalla, me mudé a Columbus, Ohio, con Bruce y nuestros tres hijos mayores. Papás de Columbus me pedían que analizara el material de las clases de catecismo. Pasé horas en la librería de un seminario investigando las enseñanzas de la Iglesia y me convencí de que los “nuevos” libros de texto de religión no estaban presentando verdades católicas.

El principal problema con los nuevos libros de textos de religión de los sesentas, fue que no enseñaban los diez mandamientos, el pecado original, el pecado actual (personal), la confesión, la Santa Eucaristía como el memorial del sacrificio de Cristo en el Calvario, entre otras cosas. El énfasis estaba en decidir lo mejor para uno mismo; la verdad era subjetiva. A los niños no se les enseñaba que la Iglesia Católica era la verdadera Iglesia, ni que el Papa es el vicario de Cristo en la tierra. Las verdades de la Iglesia, si es que eran mencionadas, eran presentadas como un punto de vista más, el cual puedes elegir entre muchos otros.

En este tiempo turbulento se fundó “Católicos Unidos por la Fe” (Catholic United for the Faith[6]) y empezó a evaluar los nuevos libros de texto de religión que se estaban usando en todo el país. The Wanderer[7] se volvió un apoyo muy popular entre todos los que pensábamos que estábamos solos.

Los papás católicos en Columbus, al igual que en otras ciudades del resto del país, no estaban dispuestos a quedarse sentados y no hacer nada. Nuestra primera tarea fue imprimir las citas cuestionables de los nuevos libros de texto de religión en volantes y distribuirlos en cada Iglesia católica durante todas las Misas de ciertos fines de semana.

Esta actividad causó tanta conmoción, lo que resultó en la formación de una organización para toda la ciudad, “Papás Católicos de Columbus” (Catholic Parents of Columbus). La membresía pronto incluyó a papás de otras ciudades del estado. Imprimíamos un periódico mensual y nos reuníamos tanto con sacerdotes y comités parroquiales como con la Mesa directiva diocesana para la educación e, incluso, con el Obispo. Patrocinábamos un programa de radio semanal para enseñar las verdades de la fe.

Después de aproximadamente un año, no solo no se había realizado ningún cambio por parte de las autoridades diocesanas o de los educadores, sino que se publicaron nuevas versiones de los libros de textos de religión que iban más allá de las enseñanzas oficiales. Un segundo proyecto llamado de “apostolado de los estacionamientos” (parking-lot apostolate) abarcaba toda el área de Columbus, incluidas las afueras de la ciudad. Después de un par de años, nuestro “apostolado de los estacionamientos” atacó por tercera ocasión.

Después de varios años y, aunque los papás se seguían quejando y activamente buscaban regresar a las enseñanzas de la Iglesia, las cosas continuaban empeorando. De hecho, al final de los sesentas, apareció el primer programa de educación sexual en las escuelas católicas: la series “Volviéndose Persona” (Becoming a Person) de Benzinger Publishers[8].

Nuestra organización volvió a pelear. Publicamos un folleto volante con citas exactas del programa “Volviéndose Persona” y los distribuimos durante un fin de semana en los coches que estaban en los estacionamientos de cada Parroquia durante cada Misa en el área de Columbus. ¿El resultado? Los papás se quejaron por la pornografía que había en sus parabrisas, siendo que ¡las citas sexuales explícitas eran directamente de los libros de texto que sus hijos estaban usando en la escuela! Protestantes asiduos a iglesias cercanas estaban terriblemente enfadados porque sus coches fueron cubiertos accidentalmente con pornografía “católica”.

¡Las autoridades diocesanas estaban disgustadas con este grupo de papás en contra de sus nuevos y “relevantes” cambios con el fin de mejorar las cosas para sus hijos! Tuvimos una junta con la mesa directiva escolar diocesana para poner una queja oficial, pero fue en vano. Tuvimos una junta con el Obispo, quien nos cuestionó sobre teólogos específicos que debíamos estar leyendo. Tuvimos juntas con sacerdotes y papás en varias parroquias.

Las escuelas católicas siguieron empujando hacia una nueva religión confusa que los papás ya no podían reconocer, implementando un humanismo secular en otras materias, especialmente en estudios sociales, y enseñando material sexual explícito, mañosamente llamado “Educación de la vida familiar” (Family Life Education). Nos sentimos empujados hacia la desagradable discusión de perversiones sexuales explícitas.

Para 1971, los que pertenecíamos a la organización “Papás Católicos de Columbia”, sentimos que nuestras energías se estaban gastando en vano al en tratar de cambiar a las escuelas y/o educadores. Por lo que la organización cambió su enfoque completamente. Decidimos formar nuestra propia escuela católica, Mater Dei Academy[9], en Columbus Ohio.

Durante los setentas, Mater Dei tuvo muchísimo éxito. Todavía existe. Papás de otras ciudades del país empezaron escuelas similares. El profesor de filosofía, Dr William Marra, fundó las escuelas “Holy innocents”[10] (Santos inocentes). El columnista Frank Morris, del periódico “The Wanderer”, empezó una escuela en Denver. Anne Carroll, esposa del Dr. Warren Carroll, el fundador de Christendom College[11], empezó la escuela Seton a las afueras de Washington, D.C. Otras escuelas similares surgieron en Cincinnati, Cleveland, Detroit, Denver, Nueva York, Dallas, Los Ángeles y otras áreas a lo largo del país. Algunas todavía siguen funcionando.

En un momento dado, yo creo que hubo unas 200 escuelas administradas por papás en el país. Después de ayudar a varios papás de los estados vecinos, un grupo de nosotros patrocinamos una convención en Cleveland para ayudar a empezar escuelas administradas por papás y para ayudar con el homeschooling. Estas escuelas tenían nombres como Agnus Dei, Nuestra Señora de Fátima (Our Lady of Fatima) y Academia del Rosario (Rosary Academy). Los nombres reflejaban el amor de los papás a Nuestra Madre Santísima, al Rosario y al uso del latín en la cultura católica.

Aunque algunas de estas escuelas siguen funcionando hasta el día de hoy, para los ochentas, muchos de los papás estaban abrumados debido a las grandes dificultades que se presentan al tratar de educar una familia y administrar una escuela al mismo tiempo. Para 1985, cada vez más familias católicas empezaron a educar a sus hijos en casa.

En 1982, Seton Home Study School fue fundada por Anne Carroll como una división de la Seton School en Manassas, Virginia. Nuestra familia se mudó a Front Royal, Virginia para estar cerca del Christendom College, a donde iban a la escuela mis dos hijos mayores.

En 1983, me uní al Seton Home Study como asistente del director. Había alrededor de 50 estudiantes en la división de educación en casa y unos 100 en la escuela tradicional. Hoy en día, la escuela tiene 175 estudiantes, mientras que la escuela de educación en casa tiene unos 9,000 11,000. Para Enero de 1991 la división Seton Home Study School había crecido tanto que se separó legalmente de Seton School. En 1981, la división de educación en casa era operada desde un salón en el edificio de Seton School. Hoy, tenemos un edificio de 2,300 metros cuadrados para oficinas, 75 empleados de tiempo completo, 75 de medio tiempo y muchos empleados de temporada.

Al reunirme con familias de todo el país, veo un patrón que se repite. Las familias empiezan por quejarse con las autoridades eclesiales, deseando que los entiendan y que se regrese a las enseñanzas de la Iglesia. Los papás descubren que sus quejas no son escuchadas. Entonces, después de algunos años, los papás empiezan una escuela o simplemente empiezan a educar con una o dos familias más, empiezan el homeschooling con uno o dos niños o se inscriben en una escuela de homeschooling. Los medios pueden ser diferentes, pero el énfasis es el mismo: los papás se convierten en los maestros; los estudiantes aprenden de sus papás.

Lo que la nueva generación de educadores católicos y catequistas no tomaron en cuenta es que los papás de ahora están mejor informados y las mamás están más seguras de sí mismas y de su habilidad para educar a sus propios hijos. Al principio, los educadores católicos fueron capaces de intimidar a los papás respecto a los libros de texto de religión, haciendo que los papás dudaran de su entendimiento de la fe aprendida en la niñez. Sin embargo, los educadores católicos, especialmente sacerdotes y monjas, no pudieron engañar a los papás católicos sobre los programas de sexualidad.

Algunos líderes católicos minimizaron los abusos en la educación católica, y aconsejaron paciencia, pero los papás no pueden esperar a costa de las almas de sus propios hijos. Cada día que pasa, los niños están siendo educados, de una forma u otra, y, acertadamente, los papás sienten presión de actuar. La Iglesia puede esperar décadas para resolver estos problemas, pero los niños tienen solo unos cuantos años, ya sea para convertirse en buenos católicos o que se alejen de la Iglesia, de la fe y de la salvación eterna.

Cuando hablo con algunos papás mayores o con abuelos, lágrimas salen de sus ojos mientras admiten que ellos han perdido a sus hijos mayores. “Mis hijos no quieren hijos”, es un comentario bastante común.

Por otro lado, los papás jóvenes, por gracia de Dios, están descubriendo el gran privilegio y obligación de ser los primeros educadores de sus hijos. Incluso papás que no están al tanto de la riqueza de las enseñanzas de la Iglesia están determinados a mantener a sus familias fuertes con valores tradicionales. Aman a Jesús y a María y se rehúsan a dejar a sus hijos en escuelas que rechazan las enseñanzas de la Iglesia o, incluso, las verdades morales básicas.

Los papás están sacando a sus hijos de escuelas católicas porque no pueden encontrar siquiera un solo libro de texto católico. Ellos traen a sus hijos a casa porque los maestros dicen que los papás que rezan el Rosario son anticuados. Las mamás no quieren que sus hijos estén sujetos a burlas y abusos verbales por parte de maestros y compañeros que piensan que usar un escapulario es tonto. Finalmente, los papás no quieren que sus hijos vivan la degradación de los programas de educación sexual.

Las mamás que educan en casa están dando a sus hijos amor y estabilidad, una vida con espiritualidad, el hábito de buscar a Jesús y a María para encontrar respuestas y de vivir una vida sacramental verdadera y activa en casa.

Las familias que están educando en casa, cuando es posible, se unen con a otras familias a celebrar la Santa Misa, a rezar el Rosario, a visitar Santuarios marianos, a hacer coronas de adviento, a decorar altares en Mayo para María y, en general, para vivir las costumbres, la fe y las tradiciones de la herencia católica y hacerlas parte integral de su estilo de vida. Con su filosofía y actividades, las familias que hacen homescholing están preservando la fe católica y se están convirtiendo en un pequeño remanente de fe en estos tiempos difíciles.

Los papás de hoy se dan cuenta que vivimos en una sociedad pagana en la cual los valores cristianos, particularmente los relacionados a la vida en familia, están siendo destruidos a través de los medios de comunicación y las políticas gubernamentales. También se dan cuenta de que nuestros niños católicos están perdiendo la fe en las escuelas católicas en las que una vez confiaron y que fueron construidas con el sudor y el dinero de sus papás y abuelos.

Los papás ven que ha llegado el momento de dejar de depender de otros para transmitir la fe a sus hijos. No dudan que la Iglesia sobrevivirá, como Cristo lo prometió. Sin embargo,  estos papás están descubriendo que parte de la promesa de nuestro Dios es la gracia de reavivar a la Iglesia a través de familias católicas fuertes. Estos papás homeschoolers están respondiendo a esa gracia.

 

[1] Traducción realizada por Guetty R. Colin.  guetty.colin@gmail.com . Edición por Xhonané Olivas xolivas@familiacatolica.org Mayo  2014. Todas las notas a pie de página han sido agregadas para esta edición.

[2] Seton Home Study School http://www.setonhome.org/

[3] Hoy se conoce como Case Western Reserve University http://case.edu/

[4] Ver todo el documento: http://www.vatican.va/holy_father/john_xxiii/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem_sp.html

[5] Este sitio ya no está active.

[6] Sitio web http://www.cuf.org/

[7] Sitio web http://thewandererpress.com/

[8] Sitio Web http://www.rclbenziger.com/

[9] Sitio web http://materdeiacademy.org/

[10] No se encontró información sobre estas escuelas en la web.

[11] Sitio web http://www.christendom.edu/