Traducción del Prólogo del Libro “Catholic Homeschooling”

Este artículo es parte del proyecto de traducción del libro «Catholic Home Schooling» de la Dra. Mary K. Clark. ¡Gracias Guetty!

Robert J Fox - Email, Phone Numbers, Public Records & Criminal ...

Prólogo [1]

Por el P. Robert J. Fox

Traducción de Guetty R. Colin

Edición de Xhonané Olivas

Papás, si alguno de ustedes está pensando que el contenido de este libro, Homeschooling católico, está fuera de lugar o es extremista, déjenme, como Pastor, compartir algunas experiencias con ustedes.

Sé lo que es servir en una Parroquia como vicario y después como párroco, en ambos casos, enseñado en grupos de primero de primaria a 3° de preparatoria ( a 18 años de edad aproximadamente) cada semana. Sé lo que es enseñar en una escuela católica con niños a los que se les enseñó lo básico sobre su fe católica, y regresar años después del Concilio Vaticano II para descubrir que los niños, en la misma escuela, ahora saben muy poco del catolicismo.

Sé lo que es ser asignado como Pastor a una parroquia a la cual, cuando llegué, los adolescentes en el programa de catecismo de la preparatoria no veían diferencias entre el catolicismo y las grandes religiones del mundo como el islamismo, budismo e hinduismo. También sé lo que es ser asignado a otra parroquia donde los catequistas piensan que ser ecuménico significa no enseñar que la Iglesia Católica es la Verdadera Iglesia. Sé lo que es dar un taller de dos días sobre educación religiosa  para jóvenes a sacerdotes de una de las universidades católicas con mayor prestigio en Estados Unidos y que alguien del personal de la universidad me dijera que no tenía derecho en insistir en enseñarles a los jóvenes que la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia.

Desde mi ordenación, he enseñado en todos mis grupos parroquiales cada semana del ciclo escolar. Así como el obispo es el maestro principal de la fe en su diócesis, como pastor, yo soy el principal maestro de toda la parroquia y quiero saber qué está sucediendo en los salones de clases. Yo fui ordenado cuando todo estaba en su lugar: las escuelas católicas eran escuelas CATÓLICAS. Los niños, adolescentes y jóvenes sabían lo básico a cerca de su fe.

Doce años después de haber sido transferido de la primer Parroquia en que fui recibido, fui reasignado ahí como párroco. He descubierto que los niños que estudian en escuelas católicas ahora no tienen los conocimientos básicos de su fe. Los estudiantes católicos de preparatorias locales, la mayoría de los cuales habían asistido a recibir su educación en la parroquia, no tenían idea de que en la Sagrada Comunión recibimos el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo. Ellos no tenían idea que la Misa revive todo el Sacrificio de la Cruz. Ellos no tenían idea del concepto de pecado mortal o venial o de la obligación de la Misa dominical. Además de esto, sus padres no tenían idea de que sus hijos no sabían casi nada sobre su fe. Ellos habían confiado, casi por completo, su tarea principal de educadores y formadores de sus hijos, a otros. No se molestaron en verificar si sus hijos estaban aprendiendo sobre su fe. Asumieron que otros los estaban educando por ellos.

Cuando era un sacerdote recién ordenado, mi más grande amor, después de ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa y administrar los Sacramentos como actos de Jesucristo extendidos en el tiempo y el espacio, era la educación y formación de niños y adolescentes. Después de 38 años como sacerdote de Jesucristo, mis prioridades siguen firmes. Considero mi trabajo de educar y formar niños, como una ayuda a la labor primaria de los padres, como una extensión de mi deber de predicar el Evangelio de Jesucristo.

Debido a que escribo para la prensa católica, sé lo que es recibir miles de cartas de papás católicos de cada rincón de Estados Unidos. Durante los últimos 25 años, con frecuencia estos padres han descubierto demasiado tarde que sus hijos no estaban recibiendo enseñanza católica, sino herejía. Por citar algunos ejemplos:

  • Tenemos ocho hijos. Alejaron a nuestros primeros cinco de la verdadera fe en escuelas católicas. No tendrán a los otros tres. Nosotros mismos les estamos enseñando en casa.
  • Padre, en nuestra escuela local a los niños se les enseña en nombre de la Iglesia Católica cosas que sabemos son contrarias a su doctrina. ¿Estaríamos pecando si los sacamos de esa escuela? Mi respuesta fue: Me están haciendo la pregunta incorrecta, deberían preguntar: ¿Qué responsabilidad cae sobre nosotros si los dejamos en esa escuela?

Frecuentemente escucho esto como respuesta: Pero, la alternativa en las escuelas públicas es peor. No hay disciplina, ni moral, ¿qué puedo hacer? Ahora puedo responder esa pregunta diciendo “Lee el libro Homeschoooling Católico de la Dra. Mary Kay Clark y sabrás lo que estás llamado a hacer”.

El Concilio Vaticano Segundo no es responsable por los abusos tan extendidos hoy en día. Un concilio ecuménico está guiado por el Espíritu Santo. También, hay algunas excepciones, referentes al fracaso para enseñar la fe en escuelas católicas. Todavía hay algunas buenas escuelas católicas. El número no es grande. Hay algunos Pastores bien informados. También hay pastores que no saben lo que pasa en sus programas de catecismo o en sus escuelas católicas locales. A menudo confían todo a otros, justo como lo hacen los papás.

Algunos sacerdotes simplemente no entienden las obligaciones de los padres de enseñar a sus hijos en casa: “No queremos esa revista en nuestra parroquia… promueve el homeschooling”.  Eso es lo que un sacerdote le dijo a una familia sobre la revista de la cual soy editor. “Esas personas son un poco raras. Ellos enseñan a sus hijos en casa. Están dificultando el desarrollo de sus hijos al educarlos en su casa.”

Este tipo de afirmaciones, hechas por el laicado, religiosos y sacerdotes, son contrarias a la auténtica fe católica. Incluso algunos pastores muestran su ignorancia respecto a las enseñanzas de la Iglesia y los documentos del Concilio Vaticano Segundo al no ser capaces de reconocer la validez e importancia del homeschooling.

La Declaración de Educación Cristiana[2] del Vaticano II lo hace muy claramente:

“Así como los papás han dado la vida a sus hijos, en ellos recae la grave responsabilidad de la educación. Por tanto, ellos deben ser reconocidos como primeros y principales responsables de la educación de sus hijos. El papel de los padres en la educación tiene tal importancia que es casi imposible encontrar un sustituto adecuado”.

Cuando el libro, Homeschooling Católico, cayó en mis manos, y después de leer la introducción, la cual considero una valoración adecuada de los problemas que enfrentamos hoy en día, el primer capítulo que leí fue “El rol del papá en el homeschooling”. Cuando dirigí el Simposium Internacional sobre el 75 Aniversario de Fátima, a donde Nuestra Señora vino como catequista y Madre de la evangelización, puse gran parte de la responsabilidad de la crisis de fe actual, en los padres de familia. La crisis de fe es algo que ha ido escalando por varios siglos, desde la reforma protestante y a las causas que la iniciaron. Frecuentemente los papás católicos renunciaron a su rol mientras a menudo las mamás cayeron en el movimiento feminista.

El siguiente capítulo que no podía esperar en leer fue “La Socialización”. Esta es la primera objeción que escucho hacia el homeschooling. Después de haber dirigido a cientos de jóvenes, por muchos años, de cada parte de Estados Unidos y Canadá a Fátima por 4 semanas cada verano, he notado que los que son educados en casa poseen una madurez que no he testificado en otros jóvenes.

El siguiente capítulo en el que cayeron mis ojos fue “Disciplina en el hogar católico homeschooler”. He notado en mis peregrinajes con jóvenes a Europa que los que tienen una mejor autodisciplina, los que inmediatamente captan por qué estamos en tierra de María y qué estamos tratando de lograr, son frecuentemente quienes hacen homeschooling.  Ellos son siempre, y digo “siempre”, los jóvenes que conocen su fe con cierta profundidad y pueden hablar de ella inteligentemente. Son jóvenes motivados de papás motivados. Vienen con el deseo de sentir a la Iglesia como Una, Santa, Católica y Apostólica.

Observando a los modernistas, los disidentes de la Iglesia y el creciente secularismo invadiendo las iglesias parroquiales, el cual ha tenido bastante éxito en nuestras escuelas, Fulton J. Sheen dijo: “El laicado es quien salvará a la Iglesia.” Yo puedo decir que, lo que me ha ayudado en mi trabajo como pastor y periodista en los últimos 25 años a mantener la esperanza en que la verdad prevalecerá y que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María triunfarán, han sido los miles de buenos papás, de costa a costa, que me han contactado. Han estado gravemente consternados en que sus hijos sean educados en el verdadero catolicismo.

Los jóvenes peregrinos de “Juventud para Fátima”[3] comúnmente concluyen sus dos semanas diciendo “Ahora no estoy solo. Ahora sé que hay otros jóvenes a lo largo de Estados Unidos cuyos papás les están enseñando los mismos valores católicos de fe y moral que mis papás me han estado enseñando.”

Papás, ¡en el homeschooling no están solos! He estado escribiendo los últimos 30 años sobre educación y formación católica, sobre la tarea de los papás como principales educadores de sus hijos y de la gran necesidad de la fidelidad  al Magisterio. Hace un cuarto de siglo, una mamá católica me animó a renunciar a mis apostolados con el fin de formar programas de homeschooling católico. Esto significaba renunciar a mi labor como párroco también. Ella y otros papás católicos, desesperados porque no había buenas escuelas católicas o públicas en el área local, estaban usando programas de homeschooling bautistas. Ellos trataban de sustituir la doctrina protestante por la católica. Pensé que esta práctica era riesgosa. Pero ahora, tenemos nuestros propios programas de homeschooling católico. Y como es lógico, esto vino del laicado.

Todavía estamos en la infancia del homeschooling para nuestros tiempos modernos. Pero, en sí, el homeschooling es tan viejo como la Iglesia. Hubo un tiempo en el que la Sagrada liturgia  y el hogar eran los jefes y únicos educadores de la fe. Nuestras escuelas católicas, que hicieron tan noble contribución en el pasado, fallaron en un área en especial, y fue el saber transmitir a los papás que ellos son los principales educadores y formadores de la verdadera fe de sus hijos y que es virtualmente imposible proveer un sustituto adecuado.

Padre Robert J. Fox, Q.E.P.D

Fundador del Apostolado  de la Familia de Fátima[4].


[1] Traducción realizada por Guetty R. Colin.  guetty.colin@gmail.com . Edición por Xhonané Olivas xolivas@familiacatolica.org Enero 2014. Todas las notas a pie de página han sido agregadas para esta edición.

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